1. Los Presidentes de los cuatro países integrantes de la llamada “Alianza del Pacífico” ,- Chile, Colombia, México y Perú- lanzaron al término de su séptima reunión realizada en la ciudad de Cali, Colombia, una campaña de propaganda grandilocuente: es el esfuerzo de integración más profundo, afirmó sin rubor alguno el presidente de Colombia Juan Manuel Santos.
2. No obstante, la campaña resulta dudosa incluso para los analistas conservadores internacionales, que recuerdan la misma retórica oficial de las pasadas aventuras fracasadas del Plan Puebla Panamá (PPP), Alianza Mesoamericana, la Alianza de Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), el Arco del Pacífico, los Caminos para la Prosperidad de las Américas y desde luego la estrepitosamente naufragada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Y no es casualidad alguna, que los cuatro países que integran la ““Alianza del Pacífico” ” sean precisamente aquellos que tienen un Tratado de Libre Comercio firmado con Estados Unidos; la gran potencia en declive cuyo Secretario de Estado recientemente dijo que América Latina era el traspatio de su país.
3. Expertos en secuestrar hasta el lenguaje de los movimientos sociales, ahora los voceros de los 4 gobiernos, niegan que sea un Tratado de Libre Comercio (TLC) y acentúan que es un acuerdo político estratégico para abrir el flujo de bienes, servicios, capitales, y personas. Pero estos acuerdos esconden, con eufemismos como “alianza” o “asociación”, la misma lógica y naturaleza antidemocrática de los TLC que han firmado y que tan sólo han servido a los intereses del gran capital trasnacional, encabezado en el hemisferio por Estados Unidos.
4. Los acuerdos alcanzados en la reunión de Cali repiten la mecánica dogmática de desmantelar la estructura arancelaria de bienes y servicios, así como lo que queda de regulación de las inversiones extranjeras, de compras gubernamentales y de reglas de origen, debilitando aún más a los pequeños y medianos productores y al necesario papel regulador que requiere el Estado para orientar el rumbo de la economía y afrontar los retos sociales y ambientales de nuestros pueblos.
5. En amplios sectores de nuestros pueblos de Latinoamérica es claro que las falsas promesas a favor de los numerosos TLC ya en vigor; de lograr mejoras a los niveles de vida, progreso social y desarrollo económico han quedado en el vacío, mientras se profundiza la desigualdad entre los escasos beneficiarios y la mayoría de la población impactada. Al contrario de las promesas huecas, existen suficientes pruebas de que se puede avanzar social y productivamente cuando no se siguen los fundamentalismos del supuesto “libre mercado” basado en dejar la dinámica de la economía y la sociedad a la ley del más fuerte, y cuando se recupera la soberanía para orientar la economía hacia el beneficio de la mayoría. La última década muestra precisamente que les ha ido mejor a los países que se van alejando de este fundamentalismo neoliberal.
6. Pareciera que los gobernantes de la banda de los cuatro, como los calificó una conocida ex funcionaria de la OEA y del ALCA, no hayan escuchado o son omisos de las crisis de las burbujas especulativas y del derrumbe del dogma de que los mercados pueden auto-regularse, o de la evidente decadencia de las potencias tradicionales promotoras del libre comercio en favor de las trasnacionales.
7. Los Presidentes de la “Alianza del Pacífico” no solo pretenden llevar a sus pueblos por el mismo camino que ya ha mostrado su fracaso, sino que apenas esconden sus verdaderas intenciones políticas: torpedear y debilitar los esfuerzos de América Latina de buscar su propio camino, de recuperar su soberanía e integrarse sin hegemonía de las corporaciones y gobiernos de los Estados Unidos y Canadá, pretenden competir con el Mercosur, desmantelar los avances de la UNASUR e incluso de la CELAC en la que ellos mismos participan y han prometido apoyar y critican y descalifican los esfuerzos del ALBA .
8. La labor de fragmentar la unidad política latinoamericana nunca ha favorecido a nuestros pueblos. Tal actitud pretende limpiar el camino a los planes del capital financiero y trasnacional tanto en la aventura del Tratado Transpacífico (TTP) hegemonizado por Estados Unidos, (con irresponsable tufo de confrontación comercial y militar con los países BRICS, encabezados por China, India y Brasil, Rusia y Sudáfrica), lo mismo que en la OMC.
9. Las organizaciones sociales del hemisferio americano, entre ellas y destacadamente las integrantes de la Alianza Social Continental, estamos alertas al renacimiento de esta vieja y peligrosa aventura neoliberal, ahora con el nuevo nombre de ““Alianza del Pacífico” ”, y en un primer momento hemos advertido las contradictorias declaraciones sobre el alcance y tiempos de desgravación arancelaria que los presidentes han hecho inmediatamente al término de su aventura, evidente señal de las contradicciones internas subsistentes en esta materia.
10. Hacemos un llamado al movimiento social hemisférico y mundial a no caer en la trampa de la retórica neoliberal. Alentamos a los legisladores de los cuatro países, y de los que se han apuntado en la lista, a exigir rendición de cuentas y congruencia política con la soberanía nacional. De igual manera, hacemos un respetuoso llamado a las fuerzas políticas y sociales de los países del Mercosur, del ALBA, la UNASUR y en general de la CELAC, para apurar el paso y avanzar en la instrumentación de las propuestas de integración latinoamericana con justicia y soberanía popular.
Bogotá, Colombia 2 de junio de 2013